Escritores,
pintores, fotógrafos y filósofos han adherido su huella en
su obra. Cada uno trata de plasmar, reflejar y criticar lo que pasa en su
tiempo, de analizar las situaciones sociales, políticas y religiosas
que conllevan a determinadas facetas de la cultura en la que se desenvuelven.
Nathaniel Hawthorne escribió The Scarlet Letter en 1850. La
historia toma lugar en New England, dentro de una sociedad terriblemente
puritana. El personaje principal es Hester Prynne quien se casó en
Salem, Inglaterra años atrás y por algunas circunstancias
especiales su esposo la manda a la nueva tierra conquistada (EUA) y él
está en otro lugar. Después de cierto tiempo llega la noticia
a New England que el esposo desapareció y lo tienen como muerto.
Hester conoce por accidente a un hombre joven y apuesto pero los dos no
platican nada personal y ya después él sabe que ella está
casada pero que su esposo posiblemente haya fallecido y ella sabe que Mister
Dimmesdale es el cura de la población. Ellos se sienten atraídos
y al cabo del tiempo terminan por tener una hija, pero a escondidas. El
clamor público no se hace esperar y enjuician a Hester en público. La autoridad
civil y eclesiástica se dan cita en el centro del pueblo y hacen
subir a Hester al estrado para interrogarla acerca de quién es el
padre de la niña. Pero bueno, hasta aquí los voy a dejar con
la introducción de este libro y ahora voy a referirme al valor que
tienen las costumbres y leyes no escritas de los pueblos, de las familias,
o de cualquier grupo cultural. Los lazos que invisiblemente van conectando
a las personas y sociedades van quedando como base para de allí partir
en lo sucesivo; van tomando fuerza y quedan entendidas como tenor común
para no solo los iniciadores pero también para los que van llegando
o para los que se quieran adherir a ese núcleo. Los valores que se marcan
son prioritarios y son seguidos por cada uno de los que componen el grupo
social, sin embargo, no significa que no van a ser dinámicos. Tomando
como ejemplo el caso de Hester, es que a principios de siglo, la gente era
terriblemente enjuiciadora, pero al paso de los años esa sociedad
Anglosajona ha cambiado a pasos agigantados, pero esto no es solo la actitud
de la gente, sino hay que incluír las guerras mundiales, la guerra
civil, el paso de ser un país en desarrollo a ser la potencia mundial
que es en este momento, la conversión de los pueblos agricultores
a ciudades industriales, el avance de la tecnología en todos los
sectores de la producción y de la comunicación. Cada uno de
estos aspectos ha contribuído al cambio de actitud y perspectiva
de la población. En este momento nos preguntaríamos: ¿Cuáles
son los cambios positivos y negativos que esta sociedad enfrenta? Los negativos
desde mi particular punto de vista es que toda sociedad industrial pierde
una cohesión social y familiar bastante fuerte, los lazos afectivos
se hacen más distantes, el anonimato de las ciudades hace que los
valores de la gente se diluyan; las calles se vuelven lugares de reunión,
y los restaurantes, centros de descanso y conversación; el individualismo
es práctica normal, si quiere platicar hágalo con usted mismo
ya que no es seguro que encuentre a alguien que quiera escucharle, o quizá
sí pero le cobrará porque sucede que el psicólogo tiene
que comer; el bombardeo de lo que hay que vestir, comer y hacer nos llega
por todos los sentidos: vea, escuche, lea y claro, hágalo. Los cambios
positivos por otro lado, también se cuentan por mayoreo: La individualidad
es un derecho, no algo que hay que solicitar; respeto como individuo más
que como miembro de un grupo familiar, derecho a disentir y empezar a construir
su propia vida con sus propias posibilidades; facilidad para transportarse
a donde uno quiera ya sea para trabajar o para estudiar; acceso a bienes
de interés común a bajos precios; la tecnología está
a la orden del día para toda la gente y todas las posibilidades;
aumento de salarios y prestaciones; la gente produce más y mejores
productos; la competitividad ayuda a los económicamente fuertes y
destruye a los pequeños empresarios; la fuerza de trabajo aumenta;
la mortalidad disminuye y por ende se acrecentan las expectativas de vida.
Las decisiones que hay que hacer entre vivir en un medio rural y urbano
tiene que ser dado en razón de qué es lo que pretendemos alcanzar
de ellos. Las ciudades ofrecen muchas posibilidades pero también
quitan mucho, empezando con la salud, claro que hay que sacarles provecho,
sino de otra manera estamos pagando lo que no disfrutamos. Los dejo con
esta pregunta; ¿Están cobrándole a la ciudad lo que ella les
está quitando?